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¿Comes sano… pero no bajas peso?

  • Foto del escritor: Mario Modrego
    Mario Modrego
  • 18 jun
  • 2 Min. de lectura

¿Comes sano… pero no bajas peso? Aquí está el error que nadie te cuenta


El mito de “comer sano” para perder grasa


A diario veo a personas frustradas que me dicen:"Mario, como súper sano… y no bajo nada."


Y es que comer sano no es lo mismo que comer para perder grasa.


Puedes hacerte ensaladas, avena, tostadas con aguacate, salmón, hummus, frutos secos…


Pero si no controlas la cantidad total de energía, es posible que estés en un exceso calórico constante, aunque tu comida parezca de influencer fitness.


La clave: el balance energético


Nuestro cuerpo responde a una ley básica:si ingieres más calorías de las que gastas → almacenas grasa.


Da igual si esas calorías vienen de quinoa o de pizza.Obviamente, no es lo mismo a nivel de salud, pero en cuanto a pérdida de grasa:

  • 100 g de frutos secos = 600 kcal

  • 100 g de chips = 500 kcalY ambas cosas, si se acumulan al día, frenan tu objetivo aunque parezcan muy distintas.


¿Entonces comer sano no sirve?


Claro que sí sirve.Comer saludable es fundamental para tu salud, energía, digestión y bienestar.


Pero si tu objetivo es estético (bajar grasa, marcar abdomen, mejorar tu físico), necesitas:

  • Comer sano

  • Controlar las cantidades

  • Elegir comidas saciantes que no se disparen en calorías

Y ahí es donde muchas personas fallan: se centran solo en el “qué” y se olvidan del “cuánto”.


Ejemplo práctico


Mira este desayuno:

  • Avena con bebida vegetal

  • Fruta

  • Cucharada de crema de cacahuete

  • Onzas de chocolate 85%

  • Semillas

  • Café con leche


Todo sano.


Pero ese desayuno se te puede ir fácilmente a 700-900 kcal.



Si haces eso + picoteos + cenas “ligeras pero generosas”… acabas el día con más calorías de las que gastas, y por eso no bajas peso.



Soluciones prácticas que aplico con mis clientes


  • Empieza registrando lo que comes durante 3 días. No para obsesionarte, sino para tomar conciencia.

  • Reduce “extras invisibles”: aceite, salsas, bebidas, puñaditos, mordiscos…

  • Aumenta los vegetales y proteínas: son saciantes y con baja densidad calórica.

  • Planifica antes de improvisar: lo que no se planifica, se compensa con picoteo.


Y sobre todo: no creas que estás fallando porque “no tienes fuerza de voluntad”.


Lo que pasa es que no tienes una estrategia clara.


Si te ha servido, y quieres que trabajemos juntos, tienes la opción de contactarme desde esta misma web o escribirme por Instagram: @mariomodrego

 
 

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