
¡Hola Baller! ¿Cómo estás?
Imagina que tus músculos son como una especie de batería de energía, y el glucógeno es el combustible que les da fuerza para hacer sus cosas.
Entonces, cuando comes, tu cuerpo toma los carbohidratos de la comida y los convierte en glucógeno. Este glucógeno se almacena en tus músculos y también en el hígado, listo para ser utilizado cuando necesites un impulso de energía. Es como si estuvieras llenando el tanque de gasolina de tu coche, para que siempre esté listo para moverse.
Ahora bien, cuando haces ejercicio o realizas actividades físicas, tus músculos empiezan a usar ese glucógeno almacenado como fuente de energía. Es como si estuvieran "quemando" ese combustible para poder funcionar adecuadamente. Cuanto más intensa sea la actividad, más rápido se agota ese glucógeno.
Aquí es donde viene esa sensación de estar "vacío". Si haces ejercicio intenso durante un tiempo prolongado, los niveles de glucógeno en tus músculos pueden disminuir considerablemente. Cuando esto sucede, puedes sentirte cansado, sin fuerzas y como si tus músculos estuvieran diciendo: "¡Oye, necesitamos más energía aquí!" Es como si tu tanque de gasolina estuviera llegando a su límite.
Pero no te preocupes, porque tu cuerpo es muy listo. Si empiezas a recargar ese glucógeno consumiendo carbohidratos después del ejercicio, poco a poco tus músculos volverán a estar llenos y listos para la acción.
Por otro lado, cuando te sientes "lleno" muscularmente, es porque tus músculos tienen suficiente glucógeno almacenado. Esto suele ocurrir cuando no has hecho mucho ejercicio o cuando has tenido una alimentación rica en carbohidratos. Tus músculos están listos para la acción y te sientes con energía, como si estuvieras manejando un coche con el tanque lleno.
Es importante recargar esos niveles de glucógeno después de un ejercicio intenso. Cuando terminas de hacer ejercicio, tus músculos están como esponjas sedientas, listas para absorber esos carbohidratos que les proporcionarán el combustible necesario para recuperarse y estar listos para la próxima vez.
Pero no todo es ejercicio intenso. Incluso en tu día a día, el glucógeno desempeña un papel importante. Tu cerebro también utiliza glucosa para funcionar, y el glucógeno almacenado en el hígado es como un suministro de emergencia para mantener tu mente alerta y tus funciones cognitivas en marcha.
Entonces, la próxima vez que te sientas un poco flojo o lento, o que tus músculos se sienten vacíos, o blandos, recuerda que podría ser tu cuerpo diciendo: "¡Oye, necesito un poco más de ese combustible mágico llamado glucógeno!".
Mantener una dieta equilibrada con suficientes carbohidratos te ayudará a mantener tus niveles de glucógeno en un punto óptimo y asegurarte de que tus motores estén siempre listos para darle caña.
¡A llenar esos tanques y mantener la energía alta!