
En los últimos años, los consumidores han mostrado un creciente interés por la alimentación saludable, lo que ha llevado a la implementación de sistemas de etiquetado frontal como el Nutri-Score. Este sistema de clasificación ha sido adoptado por varios países europeos con el objetivo de ayudar a los consumidores a tomar decisiones informadas de manera rápida y sencilla. Sin embargo, aunque su intención es positiva, el Nutri-Score ha generado polémica y críticas debido a sus limitaciones.
En este artículo analizaremos qué es exactamente el Nutri-Score, cómo se calcula, qué beneficios aporta y qué errores puede tener, así como si realmente es una herramienta fiable para evaluar la calidad de los alimentos.
¿Qué es el Nutri-Score y cómo funciona?
El Nutri-Score es un sistema de etiquetado frontal que clasifica los alimentos en una escala de cinco colores y letras:
A (verde oscuro): productos con la mejor calidad nutricional.
B (verde claro): productos con buena calidad nutricional.
C (amarillo): productos con calidad media.
D (naranja): productos con baja calidad nutricional.
E (rojo): productos con la peor calidad nutricional.
El sistema asigna una puntuación basada en una fórmula que evalúa los aspectos negativos y positivos del alimento.
Aspectos negativos que penalizan la puntuación:
Alto contenido en calorías.
Alto contenido en grasas saturadas.
Alto contenido en azúcares.
Alto contenido en sodio (sal).
Aspectos positivos que mejoran la puntuación:
Alto contenido en frutas, verduras, legumbres y frutos secos.
Alto contenido en fibra.
Alto contenido en proteínas.
Presencia de aceites saludables, como el de oliva virgen extra.
Cada alimento recibe una puntuación final que lo posiciona en la escala de A a E. Teóricamente, este sistema debería ayudar a los consumidores a elegir opciones más saludables dentro de una misma categoría de productos. Sin embargo, ¿realmente funciona bien?
Errores y limitaciones del Nutri-Score
A pesar de sus buenas intenciones, el Nutri-Score tiene varios puntos débiles que pueden generar confusión en los consumidores.
1. Comparaciones inadecuadas entre productos diferentes
Uno de los principales problemas del Nutri-Score es que permite comparar alimentos de distintas categorías de forma errónea. Por ejemplo, una bebida azucarada con edulcorantes puede recibir una mejor puntuación que el aceite de oliva virgen extra. Esto se debe a que el aceite tiene un alto contenido calórico y de grasas, mientras que la bebida tiene pocas calorías, pero no se considera el impacto real sobre la salud a largo plazo.
De esta manera, un alimento ultraprocesado podría recibir una calificación "A" o "B", mientras que un alimento natural como los frutos secos o los quesos curados podría recibir una "D" o una "E".
2. No distingue entre alimentos naturales y ultraprocesados
Uno de los mayores problemas del Nutri-Score es que no tiene en cuenta el grado de procesamiento de los alimentos. Un producto ultraprocesado con buenos ajustes en su formulación (como reducción de grasas o azúcares) puede obtener una buena puntuación, mientras que un alimento mínimamente procesado puede ser penalizado.
Por ejemplo, el yogur natural sin azúcar puede recibir una peor calificación que un yogur de sabores edulcorado, ya que este último tiene menos grasas y menos calorías, aunque sea un producto más artificial.
3. Penalización de grasas saludables
El Nutri-Score penaliza automáticamente a los alimentos con alto contenido graso, sin diferenciar entre grasas saludables y no saludables. Esto ha llevado a que productos como el aceite de oliva virgen extra, los frutos secos o el aguacate obtengan puntuaciones bajas.
Sin embargo, la evidencia científica respalda el consumo de estas grasas en una alimentación equilibrada, especialmente en la dieta mediterránea. Se ha demostrado que el aceite de oliva virgen extra, a pesar de su alto contenido calórico, tiene efectos beneficiosos sobre la salud cardiovascular y la inflamación.
El problema es que el Nutri-Score no tiene en cuenta estos beneficios y solo se basa en una fórmula simplificada.
4. No considera el contexto de la dieta
Otro problema del Nutri-Score es que clasifica alimentos de forma individual, sin considerar el contexto global de la dieta de una persona.
Por ejemplo, una persona que sigue una dieta equilibrada y consume un poco de chocolate negro con alto porcentaje de cacao podría estar beneficiándose de sus antioxidantes, a pesar de que este alimento tenga una calificación baja en el Nutri-Score.
¿Es fiable el Nutri-Score para elegir alimentos saludables?
El Nutri-Score puede ser una herramienta útil si se usa con precaución. Su principal ventaja es que facilita una comparación rápida entre productos dentro de la misma categoría.
Por ejemplo, si queremos elegir un yogur en el supermercado, podemos fijarnos en el Nutri-Score para ver cuál tiene mejor perfil nutricional.
Sin embargo, si lo usamos como único criterio para evaluar la calidad de los alimentos, podemos cometer errores.
Los expertos en nutrición coinciden en que es mucho más importante analizar la lista de ingredientes y la calidad del producto en su conjunto, en lugar de depender exclusivamente de una etiqueta simplificada.
Consejos para elegir alimentos saludables más allá del Nutri-Score
Para tomar decisiones informadas, es importante seguir algunas recomendaciones clave:
Lee la lista de ingredientes: Un producto con menos ingredientes y sin aditivos innecesarios suele ser una mejor opción.
Prioriza alimentos naturales y mínimamente procesados: Frutas, verduras, legumbres, frutos secos, pescado y carnes de calidad deben ser la base de la alimentación.
No te dejes engañar por los números: No siempre el producto con menos calorías es el más saludable. A veces, los alimentos con más grasas saludables o fibra son mejores opciones.
Evita los ultraprocesados aunque tengan buena puntuación: Un snack con "A" en Nutri-Score no significa que sea más saludable que un alimento real con "C".
Conclusión
El Nutri-Score es una herramienta que puede ayudar a los consumidores a hacer elecciones más saludables dentro de una misma categoría de productos, pero tiene muchas limitaciones que pueden llevar a interpretaciones erróneas.
No distingue entre alimentos naturales y ultraprocesados, penaliza grasas saludables y no tiene en cuenta el contexto general de la dieta. Por eso, no debería usarse como único criterio para evaluar la calidad de un alimento.
Para tomar mejores decisiones nutricionales, es recomendable analizar la lista de ingredientes, priorizar alimentos mínimamente procesados y entender que la alimentación saludable no se basa en etiquetas, sino en hábitos sostenibles a largo plazo.